La Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt es un apostolado de la Obra internacional de Schoenstatt que tiene como fin especifico, colaborar con la Iglesia en la Nueva Evangelización del tiempo actual. Es una gran visita de nuestra Madre María a las familias y a todas las personas que lo deseen, en su hogar, lugar de trabajo, escuelas, universidades, hospitales para impulsar su vida cristiana.
Este apostolado comienza cuando el misionero se pone a disposición de nuestra Madre, y desde el Santuario de Schoenstatt es enviado a cumplir su misión con la Virgen Peregrina.
Desde allí la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt emprende su apostolado para llevar las gracias que reparte el Santuario de Schoenstatt: el cobijamiento, la transformación interior y el envío apostólico. María nos visita para llevarnos a su hijo Jesús, compartir nuestra vida y ayudarnos en nuestras necesidades.
La Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt comenzó el 10 de septiembre del Año Santo de 1950, cuando el diácono Joao Pozzobon (peregrino del Santuario de Schoenstatt en Santa María, Brasil) recibió de la Hermana M. Teresinha Gobbo, en ese entonces responsable del Movimiento de Schoenstatt en Brasil, una imagen de la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt en forma de Santuario, para que la hiciera recorrer por muchas familias, invitando a que rezaran el Rosario en sus hogares.
La Campaña es una respuesta a los anhelos que movieron al Padre Kentenich: el deseo de tener aliados para la misión, de expandir y popularizar la Alianza de Amor, de complementar y enriquecer Schoenstatt a través de un gran movimiento popular de peregrinos y de vivir el organismo de vínculos a lugares, personas, valores, a una misión.
Don Joao Luis Pozzobon fue el pionero de la campaña de la Virgen Peregrina en Brasil, y luego en el mundo. Schoenstattiano de una fe viva y profunda, caminó más de 140 mil kilómetros a lo largo de 35 años, llevando la imagen de la Mater, de 11 kilos y la posibilidad de rezar el Rosario en hospitales, hogares, colegios y cárceles.
El Padre Kentenich avaló la tarea de don Joao, iniciador de la Campaña, cuando dijo: «En el trabajo del señor Pozzobon, todas las fuerzas fundamentales de Schoenstatt se tornan eficaces».
Hijo de inmigrantes italianos establecidos en el sur de Brasil, Joao Pozzobon crece en una familia sencilla y piadosa, que reza el Rosario todas las noches. A los 10 años dice a su padre que le gustaría ser sacerdote. Por eso, empieza sus estudios en el seminario de los Padres Palotinos en Valle Veneto, no lejos de su ciudad natal.
Por motivos de salud, no pudo seguir con sus estudios en el seminario y regresa a casa. Trabaja con su padre en el campo, y a los 18 años decide ingresar al servicio militar. Pero tampoco pudo lograr esta meta por problemas de salud relacionado con su vista. Años más tarde, don Joao dirá sobre su salud:
“Dios, en su bondad infinita, no me consideró incapaz. Me utilizó como soy y me confié a su Madre para la Campaña de la Virgen Peregina. Nadie es incapaz de servir a Dios.”
Se casa a los 23 años y tiene dos hijos, pero a los 28 años enviuda. Cuatro años más tarde, decide casarse con Victoria Filipetto, con quien tiene otros cinco hijos. Deja su ocupación de campesino para abrir una pequeña tienda de artículos generales en su casa.
El 10 de septiembre de 1950 don Joao inicia la misión de llevar una imagen de la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt a muchas familias, y se lleva una gran sorpresa al ver los milagros que la Virgen iba realizando tanto en su corazón, como en el de todas las personas que visitaba.
Por eso decidió entregar más horas diarias a ser, como él decía, el burrito de la Virgen Peregrina de Schoenstatt, llevándola por doquier, cruzando ríos, montes y valles, soportando el calor tropical del sur de Brasil y siempre en traje y corbata en honor a su reina.
Mientras don Joao hacía este formidable apostolado, nunca dejó de dedicarse a su familia, a su esposa y siete hijos. Fue un padre y esposo ejemplar. Su crecimiento interior se expresó también en una creciente sensibilidad y solidaridad social.
Gracias a su entrega, muchas familias regresan a la Iglesia, se organizan peregrinaciones al Santuario de Schoenstatt, se establece la adoración eucarística en varias parroquias y se construyen capillas en los pueblos.
Don Joao escribe más adelante:
“Cuando algo proviene de Dios, un hombre puede mover el mundo. Yo le dije a Nuestra Señora: ‘Tengo siete niños y una mujer, y soy responsable ante Dios por mis niños y por mi mujer. Pero si es la voluntad de Dios y la Tuya, un hombre puede mover montañas.’ Y todo fue bien. En los primeros años de la Campaña, yo dedicaba a la Madre y Reina dos horas por día de mi tiempo. Cuando los niños estaban ya más crecidos y podían trabajar en la tienda, pasé a dedicarme exclusivamente a la Campaña. Si Dios quiere que alguien actúe en una tarea, también concede el tiempo para dedicar a su familia”.
En 1959 a fin de llegar a más familias, agregó a la Campaña imágenes más pequeñas, del tamaño de las que recorren hoy las familias. En marzo de 1984 un grupo de argentinos viajó a Brasil a buscar 25 de estas imágenes para enviarlas a los 25 santuarios de Schoenstatt del continente americano. Así la Campaña de la Virgen Peregrina comenzó a extenderse internacionalmente.
El 27 de junio de 1985, en Santa María, cuando don Joao estaba en camino al Santuario para ir a la Santa misa, muere atropellado. En su testamento había escrito: “Me ofrezco como holocausto” por la gran misión que me fue confiada. Esta misión fue la gran Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt.
Las imágenes Auxiliares, surgidas por una iniciativa de don Joao Pozzobon, son réplicas exactas de la Virgen Peregrina Original. Ellas parten del Santuario de Santa María, Brasil, y vinculan a la Campaña con la fuente del origen. Presiden las peregrinaciones y eventos especiales en las diócesis.
En nuestros días, a lo largo y ancho del mundo, en más de cien países, millones de personas reciben mensualmente a la Virgen Peregrina. Casa por casa, la Virgen va conquistando los corazones de uno en uno y sin detenerse.
La Campaña de la Virgen Peregrina está presente en estos lugares del Ecuador: Islas Galápagos, Manta, Portoviejo, Jipijapa, Jaramijó, Estancia Vieja, San Plácido, Bahía de Caráquez, Chone, La Estancilla, Quiroga, La Pita, Jama, Cojimíes, Santa Ana, Calceta, Guayaquil, Santa Elena, Salinas, Ballenita, San Pablo, Playas, Samborondón, Quito, Cuenca.